1 Con la ayuda de Dios, Judas Macabeo y su gente volvieron a conquistar la ciudad de Jerusalén y el templo.
2 Fueron a las plazas y a los santuarios, y destruyeron los altares que los extranjeros habían construido para adorar a sus dioses.
3 Purificaron el templo y construyeron un nuevo altar. Y como hacía dos años que no presentaban ofrendas a Dios, hicieron fuego frotando dos piedras. Con ese fuego encendieron la leña y quemaron las ofrendas que presentaron ante Dios. También quemaron incienso, encendieron las lámparas y colocaron en la mesa los panes dedicados a él.
4 Después se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente, y le rogaron a Dios que no los volviera a castigar con tantas desgracias. También le pidieron que, si volvían a pecar, los corrigiera con bondad, pero que jamás los volviera a entregar a los extranjeros, pues éstos eran crueles y no respetaban a Dios.