15 También los habitantes de la región, que se habían quedado con importantes fortalezas, les causaban problemas a los judíos. Además, para que continuara la guerra, los de Idumea daban refugio a los delincuentes que huían de Jerusalén.
16 La gente de Judas Macabeo le pidió a Dios ayuda para conquistar las fortalezas de la región de Idumea.
17 Entonces atacaron esas fortalezas y las conquistaron. Vencieron a los que defendían las murallas, y mataron a todos los que caían en sus manos. Ese día mataron a más de veinte mil enemigos.
18 Pero unos nueve mil hombres lograron esconderse en dos torres muy bien protegidas. Allí tenían todo lo necesario para resistir un ataque por mucho tiempo.
19 Judas Macabeo se fue a donde era más urgente su presencia, pero dejó suficientes soldados para atacar las torres. Nombró como encargados del ataque a su hermano Simón, y a dos soldados más: José y Zaqueo.
20 Pero los soldados de Simón, por ganarse un dinero, se dejaron comprar por la suma de setenta mil monedas y dejaron escapar a algunos de los que estaban en las torres.
21 Al enterarse de esto, Judas Macabeo reunió a los jefes del ejército y acusó de traidores a los que dejaron escapar a los enemigos.