26 Por eso, manda a tus representantes, para que comuniquen a los judíos mi decisión, y hagan las paces con ellos. Así podrán estar tranquilos y seguir adelante con su vida».
27 La carta que el rey Antíoco le envió al pueblo judío decía:«Yo, el rey Antíoco Eupátor, saludo a la junta de los jefes del pueblo, y a todos los judíos.
28 Les deseo que estén bien de salud, como lo estamos nosotros.
29 Menelao, jefe de los sacerdotes, me dijo que ustedes quieren regresar a sus hogares.
30 Yo les permito que lo hagan, siempre y cuando regresen antes del día treinta del mes de Xántico.
31 A ningún judío se le castigará por sus faltas anteriores. De ahora en adelante, todo judío podrá vivir según su propia ley y comer los alimentos permitidos por ella, como lo hacían antes.
32 Para que ustedes se sientan tranquilos, les envío a Menelao.