23 Nicanor se quedó en Jerusalén por un tiempo, y se portó tan bien que hasta despidió a los soldados que se le habían unido.
24 Llegó a sentir mucho afecto por Judas, y siempre lo tenía a su lado.
25 Le aconsejó a Judas que se casara y tuviera hijos. Entonces Judas se casó, y vivió muy feliz.
26 Al darse cuenta de lo que pasaba, Alcimo consiguió una copia del acuerdo de paz entre el gobernador Nicanor y Judas Macabeo, y fue a hablar con el rey Demetrio. Le dijo que Nicanor estaba en su contra, pues había nombrado a Judas para que ocupara su lugar de jefe de los sacerdotes, a pesar de que era enemigo del reino.
27 El malvado Alcimo, con sus diabólicas acusaciones, hizo enojar mucho al rey. Por eso el rey le envió una carta a Nicanor. En esa carta le ordenaba apresar de inmediato a Judas Macabeo y enviarlo a Antioquía, pues no aceptaba el acuerdo que habían hecho.
28 Cuando Nicanor recibió la carta, no supo qué hacer. Sabía que no era correcto romper el acuerdo con Judas, pues éste no había hecho ningún mal.
29 Pero como no podía ir en contra del rey, comenzó a buscar la oportunidad de cumplir con esa orden por medio del engaño.