16 »Como nosotros estamos a punto de celebrar el día de la purificación del templo, los animamos para que también ustedes lo celebren.
17 Dios nos ha liberado de grandes males, y nos ha devuelto nuestra tierra, el reino y el sacerdocio, y de nuevo nos ha hecho su pueblo.
18 Esto es lo que él nos había prometido en su ley. Por eso, aunque estemos esparcidos por todo el mundo, tenemos la esperanza de que ahora Dios tendrá misericordia de nosotros, y muy pronto nos hará volver a la tierra que él mismo nos dio. Esto será posible, porque él ya nos ha sacado de muchos peligros y ha purificado el templo».
19 La historia de Judas Macabeo y sus hermanos fue escrita por Jasón de Cirene. Él escribió también acerca de la purificación del gran templo, la dedicación del altar,
20 las guerras contra el rey Antíoco Epífanes y su hijo Eupátor.
21 También escribió acerca de las intervenciones poderosas de Dios en favor de aquellos hombres que lucharon con valentía para defender la religión de los judíos. Esas manifestaciones de Dios hicieron posible que unos pocos hombres derrotaran a los enemigos y se quedaran con sus riquezas.
22 Dios fue muy bueno con ellos y los ayudó para que recuperaran el templo, que es famoso en todo el mundo. Además, les permitió que liberaran la ciudad de Jerusalén y que mantuvieran sus leyes, pues la gente que no creía en Dios estaba a punto de hacerlas desaparecer.