20 Por eso, el templo sufrió las penas que sufrió el pueblo, y también participó de los beneficios que Dios le dio. Cuando Dios, que es todopoderoso, se enojó con su pueblo Israel, el templo quedó abandonado; pero cuando el mismo Dios hizo las paces con su pueblo, el templo fue reconstruido y recobró su esplendor.