28 Así les dejaré a los jóvenes un ejemplo digno de imitar. ¡Muero valientemente por nuestras santas y valiosas leyes!»Apenas terminó de hablar, Eleazar caminó hacia el lugar donde lo iban a matar.
29 Los que lo llevaban pensaron que el anciano se había vuelto loco, y en vez de ser amables con él lo trataron con dureza.
30 Cuando Eleazar estaba a punto de morir por los golpes recibidos, dijo entre gemidos de dolor:«Dios conoce bien todas las cosas. Él sabe que pude escapar de la muerte, pero que preferí sufrir el dolor de los golpes recibidos. También sabe que por amor a él muero con gusto».
31 Así murió Eleazar, dejando a los jóvenes y a toda la nación el recuerdo ejemplar de su noble vida, tan valiente y generosa.