6 Ya no se podía celebrar la fiesta del sábado, ni las fiestas religiosas judías. Y si alguien decía que era judío, ponía en peligro su vida.
7 Además, para celebrar el nacimiento del rey, cada mes la gente estaba obligada a comer de los animales que se sacrificaban en el altar. Y en la fiesta del dios Baco, la gente era obligada a participar en la procesión, llevando una corona de flores sobre la cabeza.
8 Los judíos que vivían en las ciudades griegas vecinas estaban obligados a comer la carne de los animales que se ofrecían en los sacrificios de los dioses griegos. Esa ley fue impuesta a petición de los habitantes de Tolemaida.
9 El que no aceptaba las costumbres griegas era condenado a morir. Todo esto fue sólo el comienzo de la desgracia que vendría después.
10 Así, por ejemplo, dos mujeres fueron acusadas de circuncidar a sus hijos. Como castigo, les ataron sus hijos al pecho y las arrastraron por toda la ciudad. Después las arrojaron desde lo alto de la muralla.
11 Otros fueron acusados ante el oficial Filipo de haberse reunido en unas cuevas cercanas, para celebrar a escondidas el sábado. Todos ellos fueron quemados, y por respeto al día sábado ninguno se defendió.
12 A los que lean este libro, les aconsejo que no se asusten al enterarse de tanta crueldad. Piensen que todo esto sucedió, no para destruir a nuestro pueblo, sino para corregirlo.