24 fue a verlo y le dijo:«¡Pero qué ha hecho Su Majestad! ¿Cómo pudo usted dejar que Abner se fuera tan tranquilo?
25 Usted sabe que todo lo que Abner le ha dicho es mentira; él sólo ha venido a espiar».
26-30 En cuanto Joab salió de hablar con David, mandó a decirle a Abner que regresara, pero sin decírselo a David.Abner ya había llegado al pozo de Sirá, pero regresó a Hebrón. Tan pronto como llegó a la entrada de la ciudad, Joab lo llevó aparte, como si quisiera decirle algo a solas, y le clavó un cuchillo en el estómago. Así fue como Joab y su hermano Abisai se desquitaron de la muerte de su hermano Asael en la batalla de Gabaón.Cuando David supo lo que había pasado, dijo:«Juro por Dios que ni yo ni mi gente tenemos la culpa de la muerte de Abner. Que Dios castigue a Joab y a toda su familia. Que entre ellos siempre haya enfermos. Que la piel se les pudra y sus heridas no se cierren. Que haya entre ellos cojos, y que se mueran de hambre o que los maten en la guerra».
31-34 Luego David les dijo a Joab y a todos los que estaban con él: «En señal de tristeza, rompan la ropa que llevan puesta y vístanse con ropas ásperas, y lloren por Abner».Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el rey David iba adelante del grupo. Toda la gente lloraba mucho, y también el rey lloraba sin consuelo ante la tumba de Abner. Y decía:«¡Abner no merecía morir así!¡Bien pudo haber escapado!¡También pudo haberse defendido!En cambio, ¡murió asesinado!»La gente no dejaba de llorar,
35 y todo el día le insistieron a David que comiera algo. Pero David les respondía: «No comeré nada antes de que anochezca. Que Dios me castigue muy duramente si lo hago».
36 Esto que dijo el rey le pareció bien a la gente, ya que todo lo que David hacía les agradaba.
37 La gente se dio cuenta de que el rey no era culpable de la muerte de Abner.