1-2 Samuel tenía dos hijos. El primero en nacer fue Joel, y el segundo, Abías. Cuando Samuel envejeció, puso a sus hijos para que gobernaran a Israel.
3 Pero los hijos de Samuel no eran como su padre, sino que cometían muchas injusticias. Si dos personas peleaban por algo, y los buscaban a ellos para ver quién tenía la razón, ellos siempre ayudaban a quien les daba dinero.
4 Por eso, todos los representantes de Israel fueron a Ramá para hablar con Samuel. Allí le dijeron:
5 «Usted ya está muy anciano, y sus hijos no son como usted. Es mejor que nos dé un rey como los que tienen las otras naciones».
6 Esto no le gustó nada a Samuel. Pero se puso a orar a Dios,
7 y Dios le dijo:«Haz lo que te piden. No te están rechazando a ti, sino a mí, ¡pues no quieren que yo sea su rey!
8 Desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, ellos me han dejado para adorar a otros dioses, y así también lo hacen ahora contigo.
9 Dales el rey que piden, pero adviérteles todo lo que ese rey les hará».
10 Samuel habló con los que pedían rey, y les repitió lo que Dios le había dicho:—Esto es lo que les pasará cuando tengan rey:
11 El rey pondrá a los hijos de ustedes a trabajar en sus carros de guerra, o en su caballería, o los hará oficiales de su ejército;
12 a unos los pondrá a cultivar sus tierras, y a otros los pondrá a recoger sus cosechas, o a hacer armas y equipos para sus carros de guerra.
13 »Ese rey hará que las hijas de ustedes le preparen perfumes, comidas y postres;
14 a ustedes les quitará sus mejores campos y cultivos,
15 y les exigirá la décima parte de sus cosechas para dárselas a sus ayudantes y oficiales.
16 También les quitará a ustedes sus burros, sus esclavos y sus mejores jóvenes, y los pondrá a su servicio.
17 A ustedes los hará sus esclavos, y además les quitará uno de cada diez animales de sus rebaños.
18 Entonces se arrepentirán de haber pedido un rey, pero Dios ya no los escuchará.
19 Y aunque Samuel les advirtió a los israelitas todo esto, ellos no le hicieron caso. Al contrario, le dijeron:—¡Eso no nos importa! ¡Queremos tener un rey!
20 ¡Queremos ser como las otras naciones! ¡Queremos un rey que nos gobierne y que salga con nosotros a la guerra!
21 Samuel escuchó todo lo que dijeron los israelitas, y eso mismo se lo repitió a Dios.
22 Y Dios le dijo: «Hazles caso y dales un rey».Entonces Samuel les dijo a los israelitas: «Está bien. Pero ahora váyanse a sus casas».