1 Éstas son las leyes que nuestro Dios me ordenó enseñarles, para que las cumplan en la tierra que están por ocupar.
2-3 Si obedecen a Dios y lo adoran tal como les he enseñado, llegarán a ser un pueblo muy grande. Disfrutarán de esta tierra, tal como nuestro Dios se lo prometió a nuestros antepasados. ¡Es tan fértil que siempre hay abundancia de alimentos!
4 »¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel.
5 Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales.
6 Apréndete de memoria todas las enseñanzas que hoy te he dado,
7 y repítelas a tus hijos a todas horas y en todo lugar: cuando estés en tu casa o en el camino, y cuando te levantes o cuando te acuestes.
8 Escríbelas en tiras de cuero y átalas a tu brazo, y cuélgalas en tu frente.
9 Escríbelas en la puerta de tu casa y en los portones de tu ciudad.
10 »Dios les juró a Abraham, a Isaac y a Jacob, que les daría a ustedes esta tierra, porque son descendientes de ellos. Así que ustedes vivirán en ciudades grandes y hermosas que no edificaron,
11 habitarán casas llenas de riquezas que no ganaron, beberán agua de pozos que no cavaron, y comerán uvas y aceitunas que no plantaron.
12 Pero no olviden que fue Dios quien los sacó de Egipto y los libró de la esclavitud.
13 Por lo tanto, adoren a Dios y obedézcanlo sólo a él. Si tienen que hacer algún juramento, juren sólo en el nombre de Dios.
14 »Nunca abandonen a su Dios por adorar a los dioses de los países vecinos.
15-16 Nuestro Dios es el Dios de Israel, y siempre los acompañará. Pero no traten de ponerlo a prueba, como lo hicieron en Masá. Nuestro Dios es un Dios celoso y, si ustedes adoran a otros dioses, se enojará tanto que los destruirá por completo.
17 »Obedezcan siempre los mandamientos que nuestro Dios les ha dado.
18 Si hacen lo que es bueno y justo, agradarán a Dios. Así, él hará que les vaya bien cuando vivan en la buena tierra que prometió a sus antepasados.
19 Además, hará que sus enemigos huyan ante ustedes, pues así lo ha prometido.
20 »El día de mañana, cuando sus hijos les pregunten qué significan todas estas enseñanzas que nuestro Dios nos ha dado,
21 ustedes responderán: “Hubo un tiempo en que fuimos esclavos del rey de Egipto, pero nuestro Dios usó su gran poder y nos sacó de allí.
22 Nosotros vimos los terribles castigos que Dios envió contra el rey de Egipto y su familia.
23 A nosotros, en cambio, nos sacó de ese país y nos trajo a la tierra que había prometido a nuestros antepasados.
24-25 Entonces nos ordenó respetarlo siempre y obedecer sus enseñanzas. Si somos obedientes a Dios y a sus mandamientos él nos hará prosperar y nos mantendrá con vida, como hasta ahora”».