10 Abram le llevó a Dios todos estos animales y los partió por la mitad, pero a las aves las dejó enteras.
11 Los buitres se lanzaban sobre los cadáveres, pero Abram los espantaba.
12 Cuando el sol comenzaba a ocultarse, Abram sintió mucho sueño, y se vio rodeado de una gran oscuridad. Eso le dio mucho miedo,
13 pero Dios le dijo:«Quiero que sepas que tus descendientes irán a vivir a un país extranjero. Allí los harán trabajar como esclavos, y los maltratarán durante cuatrocientos años.
14 Sin embargo, yo castigaré a ese país, y haré que tus descendientes salgan de allí con grandes riquezas.
15 Tú tendrás una vejez tranquila y morirás en paz, y serás sepultado junto con tus antepasados.
16 Pero al fin de esos cuatrocientos años, tus descendientes podrán volver a este país, pues los amorreos que ahora lo ocupan son tan malvados que en ese tiempo los expulsaré».