18 Rebeca bajó enseguida el cántaro y le dijo:—Beba usted.Y con sus propias manos le dio a beber.
19 Cuando el mayordomo terminó de beber, ella misma dijo:—Ahora voy a sacar agua para sus camellos, para que beban toda el agua que quieran.
20 Rápidamente vació el cántaro en el bebedero y corrió al pozo para sacar más agua, hasta dar de beber a todos los camellos.
21 Mientras tanto, el mayordomo la miraba sin decir nada, pues quería saber si Dios le había ayudado a encontrar una esposa para Isaac.
22 Cuando los camellos acabaron de beber, el mayordomo puso en la nariz de Rebeca un anillo de oro que pesaba seis gramos. Además, le puso en los brazos dos pulseras de oro que pesaban más de cien gramos.
23 Entonces le preguntó:—Dime, por favor, ¿quién es tu padre? ¿Crees que mi gente y yo podríamos pasar la noche en su casa?
24-25 Rebeca respondió:—Soy hija de Betuel, el hijo de Milcá y de Nahor. En nuestra casa hay lugar para que pasen la noche, y también tenemos abundante comida para los camellos.