49 Ahora bien, díganme si piensan ser fieles con mi amo y tratarlo bien; y si no, díganmelo también; así sabré qué camino tomar.
50 Labán y su familia respondieron:—Todo esto viene de Dios, y nosotros no podemos decirle a usted ni una cosa ni otra.
51 Pero aquí está Rebeca. Puede usted llevársela, y que se case con el hijo de su amo, ya que así lo ha decidido Dios.
52 Al oír esto, el mayordomo se inclinó hasta el suelo y dio gracias a Dios;
53 luego sacó joyas de oro y plata, y vestidos, y se los dio a Rebeca. A su hermano y a su madre también les dio valiosos regalos.
54 Después de eso, él y sus hombres comieron y bebieron, y pasaron la noche allí.A la mañana siguiente, cuando se levantaron, el mayordomo pidió permiso para volver a la casa de su amo,
55 pero el hermano y la madre de Rebeca respondieron:—Deje usted que la muchacha se quede con nosotros unos días más, y entonces podrá irse.