30 Antes de mi llegada, era muy poco lo que tenías; ahora eres muy rico, pues desde que llegué Dios te ha bendecido en todo. Pero yo necesito trabajar para mi propia familia.
31 Labán insistió—¿Qué quieres que te dé?Y Jacob le aclaró:—No me des nada. Yo seguiré cuidando tus ovejas, con tal de que aceptes lo que voy a proponerte.
32 Si me dejas pasar hoy entre todos tus rebaños, pondré aparte todas las ovejas y cabras que tengan la piel manchada, y todos los corderos que tengan la piel oscura. Con ellos me daré por bien pagado.
33 Con el tiempo podrás ver que te estoy tratando con honradez. Cuando quieras revisar cuáles animales son míos, podrás hacerlo. Y si encuentras en mi rebaño alguna oveja o cabra que no sea manchada, o algún cordero que no sea de color oscuro, podrás decir que te lo robé.
34 Labán estuvo de acuerdo,
35 pero ese mismo día apartó la mayoría de los carneros de piel manchada, de las cabras moteadas y manchadas, y de los corderos de color oscuro, y los puso al cuidado de sus hijos.
36 Luego envió esos rebaños a unos cincuenta kilómetros de distancia de donde estaba Jacob.Mientras tanto, Jacob se quedó cuidando el resto de los rebaños de Labán.