11-12 Tú me prometiste que me iría bien, y que mis descendientes llegarían a ser como la arena del mar, que no se puede contar. ¡Líbrame ahora de mi hermano Esaú! Tengo miedo de que venga y nos ataque a todos».
13 Esa noche Jacob durmió en aquel lugar. De los animales que tenía, apartó para regalarle a su hermano
14 doscientas cabras, veinte chivos, doscientas ovejas, veinte carneros,
15 treinta camellas con sus crías, cuarenta vacas, diez toros, veinte burras y diez burros.
16 Entregó a sus sirvientes cada manada por separado, y les ordenó adelantarse y mantenerse a distancia unos de los otros.
17 Al guía de la primera manada le ordenó:«Cuando te encuentres con mi hermano Esaú, y él te pregunte quién eres y a dónde vas, y de quién son todos estos animales,
18 le dirás que son míos, pero que yo se los regalo. Dile también que yo vengo detrás de ti».