8 Sin embargo, al levantarse estaba tan preocupado que mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto. Les contó sus sueños, pero ninguno pudo decirle lo que significaban.
9 De pronto, el jefe de los coperos se acordó de José y le dijo al rey:—¡Soy un malagradecido!
10 Una vez usted se enojó conmigo y con el jefe de los panaderos, y mandó que nos encerraran en la cárcel, al cuidado del capitán de la guardia.
11 Una noche, los dos tuvimos un sueño.
12 Allí en la cárcel estaba con nosotros un joven hebreo, que ayudaba al capitán de la guardia; le contamos nuestros sueños, y él nos dijo lo que significaban.
13 ¡Y dicho y hecho! A mí usted me devolvió a mi cargo, y al otro mandó que lo mataran.
14 El rey mandó llamar a José, y de inmediato lo sacaron de la cárcel. Entonces José se afeitó, se cambió de ropa, y luego se presentó ante el rey.