29 José miró a su alrededor, y cuando vio a Benjamín, su hermano de padre y madre, les preguntó:—¿Es éste su hermano menor, del que me hablaron? ¡Que Dios te bendiga, hijo mío!
30 Tan conmovido quedó José al ver a su hermano, que salió de prisa, entró en su cuarto y se echó a llorar.
31 Luego se lavó la cara y, controlando sus emociones, salió y dijo:—¡Sirvan ya la comida!
32 A José le sirvieron de comer aparte, porque los egipcios no comen con los hebreos, pues los consideran gente repugnante.
33 Los hermanos de José se sentaron frente a él según su edad, del mayor al menor, y unos a otros se miraban sin salir de su asombro.
34 Cuando les sirvieron de lo que José tenía en su mesa, a Benjamín le sirvieron cinco veces más que a los otros. Y bebieron con José y estuvieron muy alegres.