5 ¡Esta copa es la que mi señor usa para beber, y también para adivinar el futuro! ¡Realmente se han portado muy mal con él!”»
6 Cuando el mayordomo los alcanzó, les repitió todo esto, palabra por palabra.
7 Pero ellos le respondieron:—¿Por qué nos dice usted todo eso? ¡Nosotros jamás haríamos algo así!
8 A usted le consta que desde nuestra tierra trajimos de vuelta el dinero que encontramos en nuestros sacos. ¿Por qué habríamos de robar el oro y la plata de su señor?
9 Si esa copa de plata se encuentra en poder de alguno de nosotros, que se le condene a muerte; y además todos nosotros nos haremos sus esclavos.
10 El mayordomo respondió:—De acuerdo. Que sea como ustedes quieran. Pero sólo quien tenga la copa será mi esclavo; a los demás no se les acusará de nada.
11 Rápidamente, todos ellos bajaron sus sacos y los abrieron.