5 »Efraín y Manasés, los dos hijos que tuviste en Egipto antes de que yo viniera, serán considerados como mis propios hijos; serán tan míos como lo son Rubén y Simeón.
6 Los hijos que tengas después de ellos ya serán considerados como tuyos, y en el territorio que reciban se les reconocerá por el nombre de sus hermanos.
7 »Para tristeza mía, tu madre Raquel murió en el camino, cuando yo regresaba de Padán-aram. Murió en la tierra de Canaán, muy cerca de la ciudad de Efrata, así que allí la enterré, junto al camino. Efrata es el mismo pueblo que ahora llaman Belén.
8 De pronto, Jacob vio a los hijos de José, y le preguntó:—Y éstos, ¿quiénes son?
9-10 José le respondió:—Son los hijos que Dios me ha dado aquí en Egipto.Como Jacob ya no podía ver bien por causa de su edad, le pidió a José:—Acércamelos. Voy a bendecirlos.José los acercó a su padre, y él los besó y los abrazó.
11 Entonces le dijo a José:—Yo había perdido las esperanzas de volver a verte, y sin embargo Dios me ha permitido ver también a tus hijos.
12 José quitó a sus hijos de las rodillas de su padre, y se inclinó ante él.