12 Pero Jeremías, dirigiéndose a los jefes y a todo el pueblo, dijo:«Lo que he dicho contra el templo y contra Jerusalén, Dios mismo me mandó a anunciarlo.
13 Así que más les vale obedecer a nuestro Dios, y mejorar su conducta. Si en verdad lo hacen así, Dios ya no los castigará.
14 Yo estoy en las manos de ustedes, y pueden hacer conmigo lo que les parezca.
15 Pero si me matan, ustedes, jefes y pueblo, serán los culpables de haber matado a un inocente. Lo cierto es que Dios me mandó a darles este mensaje».
16 Los jefes y la gente del pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «No hay razón para matar a este hombre; lo único que hizo fue darnos el mensaje que recibió de nuestro Dios».
17 Entonces algunos jefes se levantaron y les dijeron a los que estaban allí reunidos:
18 «Cuando Ezequías era el rey de Judá, el profeta Miqueas de Moréset habló de parte de Dios y le anunció al pueblo de Judá este mensaje:“La ciudad de Jerusalén será destruida;quedará hecha un montón de ruinas.Y en el monte de Sión,donde se levanta el templo,sólo crecerán matorrales”.