2 «Ve al patio de mi templo. Quiero que hables con la gente de toda Judá que viene a adorarme. Comunícales todo lo que te voy a decir.
3 Si te hacen caso y dejan de hacer lo malo, entonces ya no los castigaré como había pensado hacerlo.
4 Y éste es el mensaje que debes darles:“Ustedes no me obedecieron ni siguieron las enseñanzas que les di
5 por medio de mis profetas. Una y otra vez los he enviado para hablar con ustedes, pero no han querido escucharlos.
6 Por eso, así como destruí el santuario de Siló, también destruiré el templo de Jerusalén, y esta ciudad será objeto de burla y de insulto”».
7-9 Jeremías anunció este mensaje en el templo de Dios, y lo escucharon los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo. Pero tan pronto como terminó de anunciarlo, todos los que estaban allí se lanzaron contra él y lo apresaron, y amenazantes le dijeron:«¡Esto te va a costar la vida! ¿Cómo te atreves a hablar en el nombre de Dios, y decir que este templo será destruido como el santuario de Siló? ¿Cómo te atreves a decir que Jerusalén será destruida, y que se quedará sin habitantes?»
10 Cuando los jefes de Judá supieron lo que había pasado, salieron del palacio del rey y fueron hasta la Puerta Nueva del templo. Al llegar allí, se sentaron,