2 Dios me dijo:«Jeremías, quiero que fabriques un yugo de madera y que le pongas unas correas para atarlo a tu cuello.
3 Ve luego ante los mensajeros que han venido a Jerusalén para visitar a Sedequías, y lleva puesto el yugo que representa el poder de Babilonia. Envía con ellos el siguiente mensaje a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón:
4 “Yo soy el Dios todopoderoso; soy el Dios de Israel.
5 Con mi gran poder hice la tierra, y a los hombres y a los animales que viven en ella. Yo decido quién la gobierna.
6-8 Y como el rey de Babilonia está a mi servicio, ya he decidido darles a él, a su hijo y a su nieto, el dominio de todos esos países. Hasta les he dado las bestias del campo, para que las dominen. Si alguno de esos países no se rinde por las buenas ante el rey de Babilonia, yo lo castigaré con guerras, hambre y enfermedades, hasta que se rinda por completo. Les juro que así lo haré.”Sin embargo, llegará el día en que también Babilonia será dominada por muchas naciones y por reyes más poderosos.
9-10 ”Por tanto, no crean en las mentiras que les dicen los falsos profetas, los adivinos, los soñadores, los brujos y los astrólogos. Ellos les aconsejan que no se rindan ante el rey de Babilonia; pero si les hacen caso, serán llevados presos a otros países, y allí morirán.
11 En cambio, a la nación que se rinda por completo al rey de Babilonia y se ponga a su servicio, yo la dejaré en su propio país, para que viva en él y cultive la tierra. Les juro que así será”».