1-2 Dicen que soy muy tímido cuando estoy entre ustedes, pero muy valiente cuando estoy lejos. Yo les ruego, por el cariño y la bondad de Cristo, que cuando vaya a verlos, no me obliguen a ser duro con los que nos acusan. Ellos dicen que nosotros hacemos las cosas sólo por interés, como lo hace la gente de este mundo.
3 Es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo,
4 ni luchamos con las armas de este mundo. Al contrario, usamos el poder de Dios para destruir las fuerzas del mal, las acusaciones
5 y el orgullo de quienes quieren impedir que todos conozcan a Dios. Con ese poder hacemos que los pecadores cambien su manera de pensar y obedezcan a Cristo.
6 Estamos dispuestos a castigar a todo el que no obedezca a Cristo, comenzando por ustedes, hasta que llegue el día en que todos lo obedezcan.
7 Ustedes sólo aceptan lo que pueden ver. A los que están seguros de que son de Cristo, quiero decirles que yo también lo soy.
8 Aunque yo exagere un poco en mi autoridad, no me da vergüenza. El Señor Jesucristo me dio autoridad sobre ustedes, para ayudarlos a confiar más en él y no para destruirlos.
9 No quiero que piensen que trato de asustarlos con mis cartas.
10 Algunos dicen que mis cartas son duras y fuertes, pero que cuando hablo en persona soy débil, y que no sé hablar bien ni impresiono a nadie.
11 Esas personas tienen que entender que, cuando vaya a verlos, seré tan fuerte como lo soy en las cartas que envío desde lejos.
12 Jamás llegaré a compararme con los que hablan bien de sí mismos. Compararse con uno mismo es una tontería.
13 Tampoco voy a presumir de lo que no he hecho. Si de algo voy a sentirme orgulloso, es del trabajo que Dios me mandó hacer. ¡Y ustedes son parte de ese trabajo!
14 No voy a presumir más de lo que debo, pero fui de los primeros en llegar a Corinto y en anunciarles la buena noticia de Jesucristo.
15 Tampoco voy a sentirme orgulloso del trabajo que otros hicieron. Al contrario, espero poder trabajar más entre ustedes, según vaya aumentando su confianza en Dios. Ésa es la meta de mi trabajo.
16 También deseo anunciar la buena noticia en lugares más allá de Corinto, donde nadie haya trabajado antes. Así nadie podrá decir que ando presumiendo con el trabajo de otros.
17 La Biblia dice: «Si alguien quiere sentirse orgulloso de algo, que se sienta orgulloso de creer en el Señor.»
18 La persona que merece aplausos no es la que habla bien de sí misma, sino aquella de quien el Señor habla bien.