22 Pasando por Cesarea, llegó a Jerusalén para saludar a los de la iglesia, y de allí se dirigió a Antioquía.
23 Al cabo de cierto tiempo salió de nuevo a recorrer uno por uno los lugares de Galacia y Frigia, animando a todos los creyentes.
24 Por aquel entonces llegó a Éfeso un judío llamado Apolos, natural de la ciudad de Alejandría. Era muy elocuente y conocía muy bien las Escrituras.
25 Estaba instruido en el camino del Señor, y hablaba con gran entusiasmo enseñando con claridad acerca de Jesús, aunque sólo conocía el bautismo de Juan.
26 Apolos se puso a hablar abiertamente en la sinagoga, y Priscila y Áquila, que le oyeron, le llevaron aparte y le explicaron con más exactitud el camino de Dios.
27 Cuando Apolos quiso pasar a la región de Acaya, los hermanos le dieron su apoyo, y escribieron una carta a los creyentes de aquella región para que le recibieran bien. Al llegar a Acaya ayudó mucho a los que, por la bondad de Dios, habían creído;
28 contradecía en público a los judíos con razones que ellos no podían rebatir, y basándose en las Escrituras demostraba que Jesús es el Mesías.