33 Al llegar el mediodía, toda aquella tierra quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde.
34 A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza:–Eloí, Eloí, ¿lemá sabactani? (que significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”).
35 Algunos de los que allí se encontraban lo oyeron y dijeron:–Oíd, está llamando al profeta Elías.
36 Entonces uno de ellos corrió, empapó una esponja en vino agrio, la ató a una caña y se la acercó a Jesús para que bebiera, diciendo:–Dejadle, a ver si viene Elías a bajarle de la cruz.
37 Pero Jesús dio un fuerte grito y murió.
38 Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 El centurión, que estaba frente a Jesús, al ver que había muerto, dijo:–¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!