7 El Señor le preguntó:–¿De dónde vienes?El acusador respondió:–He andado recorriendo la tierra de un lado a otro.
8 Entonces le dijo el Señor:–¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él, que me sirva tan fielmente y viva una vida tan recta y sin tacha, cuidando de no hacer mal a nadie.
9 El acusador contestó:–Pues no de balde te sirve con tanta fidelidad.
10 Tú no dejas que nadie le toque, ni a él ni a su familia ni a nada de lo que tiene; bendices todo lo que hace y es el hombre más rico en ganado de todo el país.
11 Pero quítale lo que posee y verás cómo te maldice en la cara.
12 El Señor respondió al acusador:–Está bien. Haz lo que quieras con todas las cosas de Job, con tal que a él mismo no le hagas ningún daño.Entonces el acusador se retiró de la presencia del Señor.
13 Un día, mientras los hijos y las hijas de Job estaban celebrando un banquete en casa del hermano mayor,