5 Pero tócale en su propia persona y verás cómo te maldice en la cara.
6 El Señor respondió al acusador:–Está bien, haz con él lo que quieras, con tal que respetes su vida.
7 El acusador se alejó de la presencia del Señor, y envió sobre Job una terrible enfermedad de la piel, que le cubrió de pies a cabeza.
8 Entonces Job fue a sentarse junto a un montón de basura y cogió un trozo de olla rota, para rascarse.
9 Su mujer le dijo entonces:–¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!
10 Job respondió:–¡Mujer, no digas tonterías! Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni siquiera de palabra.
11 Job tenía tres amigos: Elifaz, de la región de Temán; Bildad, de la región de Súah, y Sofar, de la región de Naamat. Al enterarse estos de todas las desgracias que habían venido sobre Job, decidieron ir a consolarle y acompañarle en su dolor.