60 Fue, pues, Jonatán a Tolemaida con gran pompa, a entrevistarse con ambos reyes. A ellos y a sus amigos les obsequió con plata, oro y muchos regalos, de modo que se ganó su favor.
61 Unos israelitas malvados y renegados se juntaron para acusar a Jonatán; pero el rey no les hizo ningún caso.
62 Ordenó, en cambio, que le quitaran a Jonatán la ropa que llevaba puesta y que lo revistieran de púrpura. Así se hizo.
63 Luego el rey lo sentó a su lado, y dijo a sus dignatarios:— Salgan con él hasta el centro de la ciudad y proclamen que nadie se atreva a acusarlo de nada ni a causarle molestia alguna.
64 Al ver los acusadores tanto los honores que, de acuerdo con el pregón, se le tributaban, como la púrpura de que iba revestido, se dieron a la fuga.
65 El rey lo colmó de honores, lo inscribió entre sus primeros amigos y lo nombró general y gobernador.
66 Después de esto, Jonatán regresó a Jerusalén en paz y lleno de alegría.