45 Pero los habitantes de la ciudad, que eran unos ciento veinte mil hombres, se amotinaron en el centro de ella con el propósito de matar al rey.
46 El rey se refugió en su palacio, en tanto que las gentes de la ciudad ocupaban las calles y comenzaban la lucha.
47 El rey pidió entonces a los judíos que acudieran en su ayuda; y todos ellos, agrupándose en seguida a su lado y dispersándose luego por la ciudad, mataron aquel día unas cien mil personas.
48 Luego prendieron fuego a la ciudad y la saquearon. De ese modo salvaron al rey.
49 Cuando los habitantes de la ciudad vieron que los judíos se habían apoderado de ella por entero, se acobardaron y suplicaron a gritos al rey:
50 — ¡Hagamos las paces! ¡Que los judíos dejen de luchar contra nosotros y contra la ciudad!
51 Depusieron las armas, e hicieron la paz. En cuanto a los judíos, cubiertos de gloria ante los ojos del rey y ante todo su reino, se volvieron a Jerusalén con un enorme botín.