12 Al recoger el botín, Judas se apoderó de la espada de Apolonio que, a partir de ese día, llevó siempre consigo en las batallas.
13 Al enterarse Serón, jefe del ejército sirio, que Judas había reunido un contingente de fieles seguidores dispuestos para el combate,
14 se dijo: “Voy a hacerme famoso. Me cubriré de gloria en el reino, combatiendo contra Judas y sus secuaces, esos que desprecian el decreto real”.
15 Entonces, un poderoso ejército formado por gente impía, subió con él para vengarse de los israelitas.
16 Pero cuando se acercaban a la subida de Betorón, Judas les salió al encuentro con unos pocos hombres,
17 quienes, al ver el ejército que venía contra ellos, dijeron a Judas:— ¿Cómo vamos a luchar nosotros, que somos tan pocos, contra ese ejército poderoso y fuerte? Además nos faltan las fuerzas, porque desde ayer estamos ayunando.
18 Judas les respondió:— No es imposible que una muchedumbre caiga en manos de unos pocos, pues Dios lo mismo puede salvar con muchos que con pocos: