35 Este, al ver la derrota de los suyos y la valentía de Judas y sus soldados, dispuestos como estaban a vivir o morir con valor, se volvió a Antioquía, donde organizó un ejército de mercenarios todavía más numeroso para atacar de nuevo a Judea.
36 Judas y sus hermanos dijeron entonces:— Puesto que nuestros enemigos han sido derrotados, subamos ahora al Templo para purificarlo y consagrarlo.
37 Entonces el ejército en pleno subió al monte Sión.
38 Pero al ver el Templo hecho ruinas, el altar profanado, las puertas quemadas, la maleza creciendo en los atrios como crece en el bosque o en las montañas, y las salas destruidas,
39 se rasgaron las vestiduras y, en el colmo de su aflicción, se cubrieron de ceniza la cabeza
40 y cayeron rostro en tierra. Luego, a una señal dada por las trompetas, clamaron a Dios.
41 Judas dio entonces a sus soldados la orden de atacar a los que estaban en la ciudadela, mientras se purificaba el Templo.