18 Antes de unirte a Sara, pónganse ambos a orar, rogando al Señor del cielo que tenga misericordia de ustedes y los salve. No temas, porque te está destinada desde la eternidad y tú serás quien la salve. Se irá contigo, y estoy convencido de que tendrás hijos de ella que te serán muy queridos. Así que no te preocupes.