36-38 Los diez espías que habían incitado la rebelión contra el SEÑOR y habían llenado de temor los corazones del pueblo fueron los primeros en morir delante del SEÑOR. Josué y Caleb fueron los únicos que quedaron con vida.
39 Y hubo llanto en el campamento cuando Moisés les informó lo que el SEÑOR le había dicho.
40 A la mañana siguiente los israelitas se levantaron muy temprano y comenzaron a avanzar hacia la tierra prometida.—Comprendemos que hemos pecado —dijeron—, pero ahora estamos dispuestos a entrar en la tierra que el SEÑOR nos ha prometido.
41 —Es demasiado tarde —les respondió Moisés—. Ahora están desobedeciendo las órdenes del SEÑOR de regresar al desierto.
42 No sigan con ese plan o serán derrotados por sus enemigos, porque el SEÑOR no irá con ustedes.
43 ¿No recuerdan? ¡Allí están los amalecitas y los cananeos! Ustedes se han apartado del SEÑOR y ahora él se apartará de ustedes.
44 Pero ellos avanzaron hacia las montañas a pesar de que ni el cofre ni Moisés salieron con ellos del campamento.