1 Moisés convocó a todos los jefes de las tribus y les dijo:
2 «El SEÑOR ha ordenado que cualquiera que le haga una promesa, ya sea de hacer algo o de dejar de hacer algo, deberá cumplirla fielmente. La persona que hace el voto deberá hacer exactamente lo que ha prometido.
3 »Mas si una mujer soltera que vive en casa de su padre promete al SEÑOR que hará o no hará algo,
4 y su padre oye que ha hecho un voto y no dice nada, el voto de ella será válido.
5 Pero si el padre se niega a darle el permiso para hacer el voto, entonces la promesa quedará automáticamente anulada. Y así el SEÑOR la liberará porque su padre no quiere que ella lo haga.
6 »Si se casa cuando todavía está ligada por un voto;
7 y su marido se entera y no le dice nada, el voto será válido.
8 Pero si al enterarse el marido se niega a aceptarlo, su desacuerdo anula el voto y el SEÑOR la libertará.
9 »Pero si la mujer es viuda o divorciada, ella deberá cumplir el voto.
10 »Si se ha casado y vive en casa de su marido cuando hace el voto,
11 y su marido se entera de él, y nada dice, el voto será válido.
12 Pero si él se niega a permitirlo en el primer día en que se entera del voto, el voto de ella quedará nulo y el SEÑOR la perdonará.
13 De modo que el marido podrá confirmar o anular el voto,
14 pero si él no dice nada durante el día significa que lo ha aprobado.
15 Si espera más de un día y luego se niega a reconocer el voto, las obligaciones del voto recaerán sobre él y él será responsable».
16 Éstos pues, son los mandamientos que el SEÑOR dio a Moisés acerca de las relaciones entre un hombre y su esposa, y entre un padre y su hija que vive en su casa.