1 Por fin Balán comprendió que el SEÑOR tenía intenciones de bendecir a Israel, de modo que no fue a encontrarse con el SEÑOR como lo había hecho anteriormente. En cambio, fue y dio una mirada hacia el campamento de Israel
2 que estaba ocupando la llanura y ordenado según sus tribus. Entonces el Espíritu del SEÑOR vino sobre Balán,
3 quien proclamo la siguiente profecía:«Balán, el hijo de Beor,
4 el hombre cuyos ojos están abiertos, dice: He oído la palabra del SEÑOR, y he visto lo que el Dios Altísimo me ha mostrado; mis ojos fueron abiertos:
5 »¡Ah, qué delicias aguardan a Israel, deleites en las tiendas de Jacob!
6 Los veo extenderse delante de mí como valles verdes y huertas fructíferas junto al río; como árboles plantados por el SEÑOR mismo; como cedros junto a las aguas.