1 ¡Qué grande es el Señor,cuán digno de alabanzaen la ciudad de nuestro Dios,situada sobre su monte santo!
2 Es alto y magnífico;¡toda la tierra se alegra al verlo!¡El monte Sión, el monte santo,es la ciudad del gran Rey!
3 Dios mismo está en las torres de Jerusaléndándose a conocer como su defensor.
4 Los reyes de la tierra unieron sus fuerzasy avanzaron contra la ciudad.
5 Pero al verla, se quedaron pasmados;se llenaron de miedo y huyeron.
6 El terror se apoderó de ellosy se retorcieron de dolor como una mujer en parto.
7 Los destruiste como a los poderosos barcos de Tarsisque fueron despedazados por un potente viento del oriente.
8 Habíamos oído de la gloria de la ciudad,pero ahora la hemos visto en persona,la ciudad del Señor de los Ejércitos Celestiales.Es la ciudad de nuestro Dios;él hará que sea segura para siempre.Interludio
9 Oh Dios, meditamos en tu amor inagotablemientras adoramos en tu templo.
10 Como lo merece tu nombre, oh Dios,serás alabado hasta los extremos de la tierra;tu fuerte mano derecha está llena de victoria.
11 Que se goce la gente del monte Sión;que se alegren todas las ciudades de Judáa causa de tu justicia.
12 Vayan a inspeccionar la ciudad de Jerusalén;anden por ella y cuenten sus muchas torres.
13 Fíjense en las murallas fortificadasy recorran todas sus ciudadelas,para que puedan describirlasa las generaciones futuras.
14 Pues así es Dios.Él es nuestro Dios por siempre y para siempre,y nos guiará hasta el día de nuestra muerte.