8 Y regresó el Rabsaces porque oyó que el rey de Asiria se había ido de Laquis, y lo encontró combatiendo contra Libna.
9 Y el rey de Asiria oyó decir acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: He aquí que éste ha salido para hacerte la guerra. Entonces volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo:
10 Así diréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciéndote: Jerusalén no será entregada en manos del rey de Asiria.
11 He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas por completo. ¿Y serás librado tú?
12 ¿Acaso las libraron los dioses de las naciones que mis padres destruyeron, es decir, Gozán, y Harán, y Resef y los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad, el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
14 Y tomó Ezequías la carta de manos de los mensajeros; y después que la hubo leído, subió a la casa de Jehová, y Ezequías la extendió delante de Jehová.