8 Y Ezequías dijo a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará y de que subiré a la casa de Jehová al tercer día?
9 Y respondió Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, de que Jehová hará lo que ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados, o retrocederá diez grados?
10 Y Ezequías respondió: Cosa fácil es que la sombra avance diez grados, pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.
11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová, e hizo volver atrás la sombra los diez grados que había avanzado en el reloj de Acaz.
12 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había caído enfermo.
13 Y Ezequías los escuchó y les mostró toda la casa de sus cosas preciosas: la plata, el oro, las especias y los preciados ungüentos; y la casa de sus armas y todo lo que había en sus tesoros; ninguna cosa quedó que Ezequías no les mostrase, tanto en su casa como en todo su dominio.
14 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías y le dijo: ¿Qué dijeron aquellos hombres y de dónde vinieron a ti? Y Ezequías le respondió: De lejanas tierras han venido, de Babilonia.