12 por tanto, así ha dicho Jehová, el Dios de Israel: He aquí, yo traigo un mal tan grande sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le retiñirán ambos oídos.
13 Y mediré a Jerusalén con el mismo cordel que a Samaria, y con la misma plomada que a la casa de Acab; y yo limpiaré a Jerusalén como se limpia un tazón que, después que se ha limpiado, se pone boca abajo.
14 Y desampararé al remanente de mi heredad y lo entregaré en manos de sus enemigos; y serán presa y despojo para todos sus enemigos;
15 por cuanto han hecho lo malo ante mis ojos y me han provocado a ira, desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy.
16 Además de esto, Manasés derramó mucha sangre inocente en gran manera, hasta llenar Jerusalén de un extremo a otro, además de su pecado con el que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehová.
17 Los demás hechos de Manasés, y todas las cosas que hizo y el pecado que cometió, ¿no está todo escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
18 Y durmió Manasés con sus padres y fue sepultado en el huerto de su casa, en el huerto de Uza; y reinó en su lugar su hijo Amón.