4 Ve al sumo sacerdote Hilcías y dile que cuente el dinero que se ha traído a la casa de Jehová y que los guardianes de la puerta han juntado del pueblo,
5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que están a cargo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las brechas de la casa;
6 a los carpinteros, a los maestros y a los albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa;
7 y que no se les pida cuenta del dinero cuyo manejo se les ha confiado, porque ellos proceden con honradez.
8 Entonces dijo el sumo sacerdote Hilcías a Safán, el escriba: He hallado el libro de la ley en la casa de Jehová. E Hilcías dio el libro a Safán, y lo leyó.
9 Entonces Safán, el escriba, fue al rey y le rindió cuentas, diciendo: Tus siervos han juntado el dinero que se halló en el templo y lo han entregado en manos de los que hacen la obra, que están a cargo de la casa de Jehová.
10 Y Safán, el escriba, declaró al rey, diciendo: El sacerdote Hilcías me ha dado un libro. Y lo leyó Safán delante del rey.