1 Entonces el rey mandó reunir ante él a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
2 Y subió el rey a la casa de Jehová con todos los hombres de Judá, y con todos los moradores de Jerusalén, y con los sacerdotes y profetas y con todo el pueblo, desde el más pequeño hasta el más grande; y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del convenio que había sido hallado en la casa de Jehová.
3 Y el rey se puso de pie junto a la columna e hizo convenio delante de Jehová, de que irían en pos de Jehová y guardarían sus mandamientos, y sus testimonios y sus estatutos, con todo el corazón y con toda el alma, y que cumplirían las palabras del convenio que estaban escritas en aquel libro. Y todo el pueblo confirmó el pacto.
4 Entonces mandó el rey al sumo sacerdote Hilcías, y a los sacerdotes de segundo orden y a los guardianes de la puerta, que sacasen del templo de Jehová todos los utensilios que habían sido hechos para Baal, y para la imagen de Asera y para todas las huestes del cielo; y los quemó fuera de Jerusalén en los campos del Cedrón, y llevó las cenizas de ellos a Bet-el.