11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto, y llamó a sus siervos y les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros está de parte del rey de Israel?
12 Entonces uno de los siervos le dijo: Ninguno, rey, señor mío, sino que el profeta Eliseo, que está en Israel, le revela al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu habitación más secreta.
13 Y él dijo: Id y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le dijeron: He aquí, él está en Dotán.
14 Entonces el rey envió allá gente de a caballo, y carros de guerra y un gran ejército, los cuales llegaron de noche y rodearon la ciudad.
15 Y levantándose de mañana para salir el que servía al hombre de Dios, he aquí que el ejército tenía rodeada la ciudad con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos?
16 Y él le dijo: No tengas miedo, porque son más los que están con nosotros que los que están con ellos.
17 Y oró Eliseo y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del joven, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo.