6 Y cuando preguntó el rey a la mujer, ella se lo contó. Entonces el rey le asignó a un oficial, diciéndole: Devuélvele todas las cosas que eran suyas y todos los frutos de sus tierras, desde el día en que dejó el país hasta ahora.
7 Entonces Eliseo fue a Damasco; y Ben-adad, rey de Siria, estaba enfermo, al que dieron aviso, diciendo: El hombre de Dios ha venido aquí.
8 Y el rey dijo a Hazael: Toma en tu mano un presente, y ve a recibir al hombre de Dios y consulta por medio de él a Jehová, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?
9 Tomó, pues, Hazael en sus manos un presente de entre todo lo bueno de Damasco, cuarenta camellos cargados, y salió a recibirlo; y cuando llegó, se puso delante de él y dijo: Tu hijo Ben-adad, rey de Siria, me ha enviado a ti, diciendo: ¿Sanaré de esta enfermedad?
10 Y Eliseo le dijo: Ve, dile: Seguramente vivirás. Pero Jehová me ha mostrado que ciertamente él morirá.
11 Y el hombre de Dios le miró fijamente, hasta avergonzarlo. Y lloró el hombre de Dios.
12 Entonces le dijo Hazael: ¿Por qué llora mi señor? Y él respondió: Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel: A sus fortalezas prenderás fuego, y a sus jóvenes matarás a espada, y estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres encintas.