1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué, mas no lo hallé.
2 Me levantaré ahora y recorreré la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma; lo busqué, mas no lo hallé.
3 Me hallaron los guardias que rondan la ciudad, y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4 Apenas me aparté de ellos un poco, hallé luego al que ama mi alma; me aferré a él, y no lo dejé hasta llevarlo a casa de mi madre, a la habitación de la que me concibió.
5 Yo os ruego, oh hijas de Jerusalén, por las gacelas y por las ciervas del campo, que no despertéis ni desveléis al amado, hasta que quiera.
6 ¿Quién es ésta que sube del desierto cual columna de humo, perfumada de mirra y de incienso, y de todo polvo aromático del mercader?
7 He aquí, la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los valientes de Israel.