1 Cuando Efraín hablaba, había temor; fue ensalzado en Israel, pero pecó por causa de Baal y murió.
2 Y ahora continúan en su pecado, y de su plata se han hecho, según su entendimiento, imágenes de fundición, ídolos, todo ello obra de artífices. De ellos dicen: Que los hombres que sacrifican besen a los becerros.
3 Por tanto, serán como la niebla de la mañana o como el rocío de la madrugada que se desvanece, como el tamo que la tempestad arroja de la era y como el humo que sale de la chimenea.
4 Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no reconocerás a otro Dios fuera de mí, ni a otro Salvador sino a mí.
5 Yo te conocí en el desierto, en tierra de sequía.
6 En sus pastos se saciaron; se saciaron y se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.