2 Y no consideran en su corazón que tengo memoria de toda su maldad; ahora los rodean sus propias obras; delante de mí están.
3 Con su maldad alegran al rey, y a los príncipes con sus mentiras.
4 Todos ellos son adúlteros; son como horno encendido por el hornero, que cesa de avivar el fuego después que está hecha la masa, hasta que se haya leudado.
5 En el día de nuestro rey, los príncipes lo hicieron enfermar con copas de vino; extendió su mano con los escarnecedores.
6 Porque disponen su corazón para la intriga, como se prepara un horno; toda la noche duerme su hornero; a la mañana está encendido como llama de fuego.
7 Todos ellos arden como un horno y devoran a sus jueces; han caído todos sus reyes; no hay entre ellos quien a mí clame.
8 Efraín se mezcla con los demás pueblos; Efraín es como torta no volteada.