Mateo 21 RVR1909

1 Y cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, entonces Jesús envió a dos discípulos,

2 diciéndoles: Id a la aldea que está delante de vosotros, y en seguida hallaréis un asna atada y un pollino con ella; desatadla y traédmelos.

3 Y si alguien os dice algo, decid: El Señor los necesita. Y en seguida los enviará.

4 Y todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta, cuando dijo:

5 Decid a la hija de Sión: He aquí, tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asna, y sobre un pollino, hijo de animal de carga.

6 Entonces los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó;

7 y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima.

8 Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.

9 Y las multitudes que iban delante de él y las que iban detrás aclamaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se alborotó, diciendo: ¿Quién es éste?

11 Y la gente decía: Éste es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.

12 Y entró Jesús en el templo de Dios y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo; y volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas;

13 y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

14 Entonces en el templo vinieron a él ciegos y cojos, y los sanó.

15 Pero los principales sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía y a los muchachos que aclamaban en el templo y decían: ¡Hosanna al Hijo de David!, se indignaron

16 y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dijo: Sí; ¿nunca leísteis:De la boca de los pequeños y de los niños de pechoperfeccionaste la alabanza?

17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania; y se hospedó allí.

18 Y por la mañana, volviendo a la ciudad, tuvo hambre.

19 Y viendo una higuera cerca del camino, fue a ella, pero no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo: ¡Nunca jamás nazca de ti fruto! Y de inmediato se secó la higuera.

20 Y al ver esto los discípulos, maravillados decían: ¿Cómo se secó al instante la higuera?

21 Y respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte decís: ¡Quítate y échate al mar!, será hecho.

22 Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis.

23 Y cuando llegó al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le preguntaron: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te dio esta autoridad?

24 Y, respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago esto.

25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo o de los hombres? Ellos entonces discutieron entre sí, diciendo: Si decimos del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis?

26 Y si decimos de los hombres, tememos al pueblo, porque todos tienen a Juan por profeta.

27 Y respondiendo a Jesús, dijeron: No lo sabemos. Y él también les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.

28 Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña.

29 Y respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue.

30 Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Pero no fue.

31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

32 Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; pero vosotros, aunque visteis esto, no os arrepentisteis después para creerle.

33 Oíd otra parábola: Había un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y partió lejos.

34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibiesen sus frutos.

35 Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, y a otro mataron y a otro apedrearon.

36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros, e hicieron con ellos de la misma manera.

37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.

38 Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Éste es el heredero; venid, matémosle y tomemos su heredad.

39 Y tomándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.

40 Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

41 Le dijeron: A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.

42 Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras:La piedra que desecharon los edificadoresha llegado a ser cabeza del ángulo. El Señor ha hecho esto,y es cosa maravillosa a nuestros ojos?

43 Por tanto, os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que produzca los frutos de él.

44 Y el que caiga sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella caiga, lo desmenuzará.

45 Y al oír sus parábolas, los principales sacerdotes y los fariseos entendieron que hablaba de ellos.

46 Y buscando cómo echarle mano, temieron al pueblo, porque le tenían por profeta.

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