32 Porque Juan vino a vosotros en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; pero vosotros, aunque visteis esto, no os arrepentisteis después para creerle.
33 Oíd otra parábola: Había un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y partió lejos.
34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibiesen sus frutos.
35 Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, y a otro mataron y a otro apedrearon.
36 Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros, e hicieron con ellos de la misma manera.
37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38 Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Éste es el heredero; venid, matémosle y tomemos su heredad.