31 Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos.
32 Y les dijo: Id. Y ellos salieron y se fueron a aquel hato de cerdos; y he aquí, todo el hato de cerdos se precipitó al mar por un despeñadero, y murieron en las aguas.
33 Y los que cuidaban los cerdos huyeron y, viniendo a la ciudad, contaron todas las cosas y lo que había pasado con los endemoniados.
34 Y he aquí, toda la ciudad salió a encontrar a Jesús; y cuando le vieron, le rogaban que saliese de sus contornos.